El daño al cartílago articular (el tejido que cubre el hueso en la articulación) de las superficies de la articulación de la cadera conduce a cambios de desgaste en la articulación de la cadera, también conocidos como artritis. La gran mayoría de los pacientes tienen osteoartritis, un pequeño número tiene artritis inflamatoria y, en ocasiones, puede ser causada por una fractura de la cavidad de la cadera (acetábulo). Los pacientes típicamente se quejan de dolor en la ingle o en la rodilla con o sin rigidez y ocasionalmente cojera.
Los primeros tratamientos para la artritis en la articulación de la cadera incluyen medicamentos para aliviar el dolor, fisioterapia y terapia con inyecciones. Cuando esto ha fallado y la artritis le causa un dolor significativo o afecta su calidad de vida, es el momento de considerar un reemplazo de cadera.
Hay muchos tipos diferentes de prótesis de cadera disponibles en el mercado y es su cirujano quien decidirá qué tipo le conviene más.
Los implantes están hechos de metal, normalmente una aleación de titanio u otro metal. El revestimiento del encaje está hecho de polietileno (plástico) o cerámica altamente reticulado.
Los implantes de cadera se fijan al hueso mediante el uso de cemento óseo especial o mediante un recubrimiento en algunos reemplazos de cadera que hace que el hueso crezca en los implantes.
Hay muchas formas diferentes de colocar un reemplazo de cadera, su cirujano le explicará de qué manera se usan y dónde quedará su cicatriz.
1. Infecciones del tracto urinario
1. Coágulos de sangre: trombosis venosa profunda
Infección
Existen diferentes tipos de infección que pueden ocurrir después de un reemplazo de cadera que ocurren en diferentes momentos hasta años después.
1. Muerte
Atención posoperatoria